Ni contigo, ni sin tí...

En muchas, muchíiiiiiiiiiiiiiisimas oportunidades me he quejado del metro con mi familia, mis amigos, desconocidos, en el blog, etc, pero la verdad es que hace poco viví una experiencia que me demostró que podía llegar a extrañar al Metro de Caracas.

Hace algunos días salío de mi trabajo y me dirijí a la estación del Metro de Los Cortijos como siempre y para mi sorpresa e infortunio, el subterráneo tenía una falla técnica y no estaba funcionando, por lo cual decidí tomar un carrito en la avenida Francisco de Miranda para llegar a la estación del Metro de Parque del Este, la más cercana a mi casa.

Yo me suponía que iba a salir del metro, tomaba un carrito que fuera pasando y en pocos minutos estaría en mi lugar de destino, pero resulta que mi pendamiento estaba muy alejado de la realidad.

Esperé casi una hora parada esperando una camioneta, todas pasaban llenas, la gente quedaba "colgando" literalmente de las puertas, hsata que pasó una llena pero por lo menos me pude montar...

Iba como una sardina en lata, una niña lloraba, el chico que tenía al lado le acariciaba el hombro a la novia y ésta lo sacudía al mismo tiempo que me pegaba con su codo en una pierna, hacía muchísimo calor y para completar, el camionetero tenía un CD de vallenato a todo volumen...

Peor no pudo ser, menos mal que no había cola y en realidad no pasé mucho tiempo en esa situación, pero esos minutos se me hicieron muy largos, les confieso :-(

Llegué a mi lugar de destino, me costó mucho bajarme del carrito, la gente estaba atravesada, pero logré llegar sana y salva.

A pesar de que en el metro muchas veces uno tiene que esperar varios vagones para poder abordar uno y hay que viajar en él como una sardina en lata, por lo menos no colocan vallenato y hay aire acondicionado, lo que representa para mí una gran ventaja.

PD: querido Metro de Caracas, no puedo vivir ni contigo, ni sin tí...