Reconciliación con la Compañía Metro de Caracas, C.A.
Hoy estoy contenta porque la rutina para venir al trabajo fue totalmente distinta a la de todos los días, en realidad constituyó a mi parecer "el deber ser" de trasladarse cualquier habitante de la urbe caraqueña en metro.
Pero el cuento no empieza por la llegada al metro, sino por la tranquilidad que me causó la constante de esta semana: sin cola en camino de mi casa a la estación de Palo Verde.
Al entrar al subterráneo, me impresionó que el andén de ambos lados estaba con muy poca gente, se podía caminar con tranquilidad sin miedo a que cualquiera me dejara sin mis pertenencias personales o tendida en el andén producto de un empujón o algo por el estilo.
Cuando entré al vagón me di cuenta que allí reinaba la tranquilidad, nadie hablaba gritado, no habían chicos con escuchando música con el volumen en el más alto nivel, habían muchos puestos vacíos (increíble realmente!!!), hasta se podía sentir el aire acondicionado como cuando uno entra a un consultorio médico: ámbiente frío, frío.
Escojí el puesto en el cual me quería sentar y llegué tranquila a mi estación de destino; cuando iba saliendo de ella, me dije a mí misma: la suerte me acompaña hoy, no hubo cola, el metro prácticamente vacío y aquí viene el transporte de la empresa, no tengo que esperarlo, qué éxito!!! :-)
Ojalá todos los días fueran así, uno llega de buen humor al trabajo, empiezas a realizar tus actividades sin tener que lidiar con contratiempos de transporte.
PD: a las 10:00 am me dí cuenta de que definitivamente la felicidad no es completa, bajé a buscar mi yogurt de granola respectivo de cada mañana y no había :-(
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